jueves, 23 de febrero de 2012

Palabras para José Ángel Robles Repullo

Llevo varios días queriendo escribirte algo en este blog. No me salen las palabras. El silencio que reinaba en tu instituto el martes, cuando tus compañeros se incorporaron a clase tenía un hondo significado. El silencio expresaba su dolor y el nuestro por tu repentino abandono de este mundo. La rabia también se viste de silencio. Me sobrecogió ese silencio y me quedé sin palabras. Todo lo han dicho ellos, tus compañeros y compañeras, con la lucha que han iniciado para que no se vuelvan a ir más jóvenes en esa carretera. Lo dicen sus caras, sus ojos, que se han llenado de ti, sus camisetas que portan tu nombre. Ellos lo dicen todo. 

No te has ido, te has quedado siempre en nuestro centro, en nuestros corazones. Estás en tu clase, en los pasillos riendo, en la biblioteca estudiando y leyendo, en el patio hablando con todos y haciéndoles reir. Estás aquí.

Si tuviera que ponerle palabras a lo que ellos sienten, tendría que recitar los mismos versos que Miguel Hernández compuso para su amigo Ramón Sijé. Estos versos lo dicen todo.

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas,
y órganos mi dolor sin instrumentos,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler, me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo voy
de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano está rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero mirar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera,
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se irá a cada lado,
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas,
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

4 comentarios:

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    1. sin palabras cuando habla el alma... precioso, jose angel siempre te recordaremos.

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    2. Primo no tengo plabras para describir como me siento para mi eres tod eres mi vida pero como te has ido mi vida se fue contigo bueno k siempre estaras en mi corazon y que te quiero primo mio del alma

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  2. Siempre en nuestro corazón .25 de abril de 2012, 8:34

    Que chulo ... te mereses todo lo que estamos asiendo por ti ... te queremos JOSE ANGEL

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